La corrupción no es un problema nuevo en las naciones de América Latina. Su presencia ha causado grandes problemas en el desarrollo de los pueblos. Las prácticas corruptas expandidas en los diferentes escenarios y circunstancias de la vida cotidiana se han convertido en aquello que Milton Acosta denomina una “cultura de la corrupción”.
Sí, vivimos en una cultura de la corrupción, y no es extraño. La normalización de la corrupción ha permitido su avance y enraizamiento en la sociedad latinoamericana. Ante esta realidad, estudiosos del texto bíblico como Milton Acosta proponen una teología para combatir la corrupción. ¿Pero cómo combatirla si incluso en el texto bíblico encontramos prácticas corruptas y malos ejemplos de los gobernantes que alguna vez fueron elegidos por Dios?
Milton Acosta, a través del estudio del libro del profeta Oseas, y su contextualización, nos entrega elementos importantes para enfrentar esta gran problemática que representa la corrupción. Milton expuso en el 1er Congreso Internacional de la Biblia y en el servicio dominical de la I.E.P. “Templo Maranatha”, el sábado 29 y domingo 30 de setiembre, respectivamente. A continuación, presentamos un resumen de su conferencia y sermón.
1. El mensaje de Oseas para combatir la corrupción
(1er Congreso Internacional de la Biblia-Lima)
Con motivo del 1er Congreso Internacional de la Biblia, organizado por la Sociedad Bíblica Peruana, Milton Acosta fue uno de los dos expositores invitados. El objetivo del evento fue “brindar a la comunidad cristiana fundamentos exegéticos para responder desde la Biblia a la problemática de la Violencia y la Corrupción en el Perú”. En dicho espacio, Milton Acosta expuso el tema: “El mensaje de Oseas para combatir la corrupción”. Basado en su investigación acerca de la corrupción en el libro de Oseas. El resultado de la investigación ha sido la publicación del libro El mensaje del profeta Oseas. Una teología práctica para combatir la corrupción.
Durante su exposición, Milton Acosta ahondó en el libro de Oseas. Mencionó que la primera gran dificultad que el lector encuentra es la metáfora del matrimonio de Oseas, pues al profeta se le ordena casarse con una mujer dedicada a la prostitución. Bajo esta metáfora, la mujer representa al pueblo de Israel, en tanto que Oseas hace el papel de Dios. Hay una gran problemática en esta imagen, pero al mismo tiempo es poderosa y contundente.
El ministerio profético de Oseas no se limitó a transmitir el mensaje de Dios de forma oral, sino que el mismo profeta debió experimentar el sentimiento de Dios respecto a su pueblo. Milton Acosta planteó una interrogante que marca la lectura del libro de Oseas y el destino de Israel: ¿Cómo se siente ser Dios, y Dios como Padre, habiendo pronunciado los discursos sobre la destrucción de su pueblo? De hecho, la lectura del capítulo 11 del libro de Oseas nos presenta a Dios interrogándose sobre el futuro de Israel, a quien vio crecer, transitando en la madurez y abandonándolo por otros dioses.
Otro de los puntos en la exposición de Milton Acosta fue la crítica de Oseas a las instituciones que daban identidad a Israel: la monarquía, la tierra y el templo. Todas las instituciones serían destruidas. Un mensaje drástico, pues confronta a los falsos profetas y las falsas esperanzas.
En Oseas 3, 4 el mensaje al pueblo es que se terminó la época de un rey gobernante, tampoco habrá príncipe (“sin príncipe”, dice el versículo), con lo cual no existe el mensaje de esperanza. Pues como bien enfatiza nuestro autor, en la narrativa bíblica el nacimiento de un niño es símbolo de esperanza, pero en esta oportunidad Oseas contrapone la fatalidad que le espera a Israel. Sin gobernantes el pueblo queda sometido a un imperio, superior en todos los aspectos (militar, político, entre otros).
2. Piedad, ética y proclamación: Una lectura del Salmo 26
(I.E.P. «Templo Maranatha»-Lima)
¿Cómo se relacionan la piedad, la ética y la proclamación en la fe cristiana? El domingo 30 de setiembre, Milton Acosta fue el expositor bíblico invitado en la celebración del servicio dominical de la I.E.P. “Templo Maranatha”. El texto base expuesto en el sermón fue Salmos 26. Y desde su introducción se propuso tres objetivos para con la congregación: el primer objetivo consistía en que la congregación se asuste, es decir, que al escuchar el mensaje de la Palabra de Dios tengan temor de lo que allí está escrito y quiere comunicarnos hoy; el segundo objetivo fue que la congregación sienta rabia, enojo; y, en tercer lugar, que cada uno de los oyentes tome una decisión respecto al tema de la corrupción.
Es importante destacar en la exposición de Milton Acosta la referencia que hizo al estudio de un investigador asiático. Concluía dicho investigador, que los países más religiosos son los países más corruptos. Una realidad que confronta a quienes somos parte de la fe cristiana.
Prosiguiendo con su lectura del Salmo 26, Milton Acosta destacaba que en dicho salmo el autor establecía una correspondencia entre los tres primeros versículos con los dos últimos, los versículos 4 y 5 con los versículos 9 y 10, el versículo 6 con el versículo 8, hasta llegar al centro del salmo, que es el versículo 7. En términos de la poesía hebrea se conoce como quiasmo, y muestra la simetría y perfección en la composición, al mismo tiempo que se propone destacar un mensaje central.
El salmo expuesto es considerado como la decisión del íntegro, pues el salmista se presenta ante Dios pidiendo que lo examine y juzgue. Contextualizando el mensaje para hoy, el creyente debe tomar una decisión de ser íntegro delante de Dios. Reconociendo que tiene debilidades y pidiéndole que le ayude, que no permita que su pie resbale. Para Milton Acosta, haciendo referencia al Salmo 73, hay situaciones en las que el creyente puede resbalar y una de ella es cuando se encuentra en una situación de vulnerabilidad: hizo todo el esfuerzo por ser fiel a Dios, pero le va mal en la vida y a los malos no.
Durante la exposición, Milton Acosta llamó a la congregación a no ignorar la corrupción, como algo ajeno, extraño, pues nos afecta directa o indirectamente.
Para Milton Acosta la corrupción produce tres grandes efectos negativos en toda sociedad: atraso, pobreza y muerte. Los países no se desarrollan por la corrupción, todo es más difícil, todo demora más. La pobreza se mantiene y crece cuando desde las altas autoridades se roban el dinero del pueblo. Y causa muerte, pues no hay acceso a un sistema de salud de calidad, por poner solo un ejemplo.
Parte del culto es el reconocimiento de los problemas éticos que tenemos los creyentes, afirma Milton Acosta. Y al mismo tiempo es posible declarar como creyentes, que Dios es nuestra roca y salvación, y que no caminaremos con corruptos, como lo expresa Salmos 26.
Una pregunta importante que planteó Milton Acosta fue la siguiente: ¿Qué le da autoridad a un creyente para proclamar la Palabra de Dios? Las respuestas a esta interrogante pueden ser varias. Una podría ser que el creyente que va a proclamar la Palabra de Dios debe orar, debe ayunar. Pero, y aquí, enfatiza el expositor, estas respuestas solo nos dicen acerca de lo que el creyente debe hacer, mientras que el Salmo 26 habla de lo que el creyente debe ser. “Lo que le da autoridad al creyente de proclamar la Palabra de Dios es la integridad. Y en el Salmo 26, integridad significa no participar de la corrupción y no unirse a los corruptos”.
Milton Acosta concluyó el sermón afirmando que: el Salmo 26 nos dice qué hizo una persona frente a la corrupción, y nos invita a hacernos la pregunta ¿qué pasaría si una persona toma esta decisión en comunidad y lo hace público, e invita a otros a que hagan lo mismo? Sería un primer paso a dar testimonio como creyentes frente a una sociedad que vive en una cultura de la corrupción.